La historia de Anna y Santiago comenzó cuando Santiago vio un espectacular donde promocionaban un gimnasio justo en la cuadra de al lado de su casa. Lo verdaderamente especial de ese anuncio que a los demás nos habría parecido común, es que la modelo era su futura esposa. Durante mucho tiempo Santiago solo iba con ganas de que fuera ella quién le diera la clase, y durante mucho tiempo Anna no dio pie a nada más que burpees, barras y lagartijas.
Un día, con el pretexto de que un amigo suyo buscaba entrenador personal, Santiago le pidió a Anna su teléfono. Ahí comenzó para Anna la costumbre de recibir mensajes un día sí y otro también para siempre contestar lo mismo: "no puedo, mañana me tengo que levantar temprano".
Fiel a su costumbre, Santiago no se tomó las negativas como algo personal; al contrario, parecía que con cada “no”, redoblaba sus esfuerzos. Fueron muchos mensajes después, que Anna contestó: "Sí voy, ¿a dónde vamos?".
Así, Anna llegó al recital de Isra, donde un muy nervioso Santiago les pidió a sus amigos que se portaran, solamente por esa ocasión, como gente civilizada. Cabe suponer que el comportamiento de todos estuvo a la altura, porque Anna no solo no salió corriendo, incluso aceptó seguir la velada en una fiesta.
Estuvo tan amena la cita, que Anna decidió darle no uno, sino dos besos a Santiago y aunque ella a la fecha lo recuerda un poco diferente, por última ocasión vamos a darle la razón a Santiago (ya casados sabemos que donde manda capitán, no gobierna marinero).
A la mañana siguiente, Santiago la invitó primero a desayunar y de ahí a la lucha libre como primera cita formal, cosa que a Anna le pareció muy original y recomienda ampliamente. Aprovechando el contexto, Santiago se aventó de la tercera cuerda y sugirió no una, no dos, sino 350 citas más. La cordura de Anna la hizo comprometerse a 100 para empezar y tras esa difícil negociación, Santiago supo que había encontrado a su alma gemela.
Pasaron 60 citas y Santiago cedió a algo que quería hacer desde el principio y preguntó “quieres ser mi novia?”; y bueno, henos aquí: 5 años y 5 meses, una pandemia, varios dolores de cabeza, muchos viajes y aún más risas después, a punto de que estos dos aventureros arranquen formalmente su vida juntos.